Zinc

Nuestra vida, rápida y acelerada, se escapa por cada calzada y en cada nuevo salto que damos hacia el futuro, buscamos el camino rápido, el fácil, el indoloro, el frío. Tendemos a ocultarnos otra vez en nuestra propia esencia, a ser cambiantes y moldeables. Sutiles pero inalcanzables, escondemos nuestra fortaleza en la debilidad que damos a entender.

Alzamos nuestras murallas contra todo el que se acerque demasiado, nos ponemos frías máscaras de mármol, nos curamos las heridas en paraísos artificiales que en mano queman a 40 grados, bebemos de soledades parpadeantes, nos gusta la carne sin sabor, vivimos en nuestra coraza, pensamos demasiado, lloramos letras, escribimos lágrimas, nos enamora lo imposible, nos seduce lo peligroso, nos aburre lo monótono, lo típico nos inspira desidia, desechamos lo tópico, respiramos locura, buscamos nuestro aire, luchamos contra lo incontrolable, escupimos verdades, rompemos barreras, jugamos con los límites, nuestro corazón es de cristal y acero, de fuego y hielo.

Andamos por el fango mirando las estrellas, somos sordos al “no puedes”, ansiamos la belleza del mundo, estamos enamorados del amor, la filosofía en verso galopa por nuestras venas, besamos las llamas de la pasión, dibujamos líneas de piel, nos deslizamos sobre las adversidades, volamos sobre los obstáculos, somos juncos en la tempestad, somos agua contra espada.

Somos Humo contra palabras.