Prohibido pensar, prohibido escribir

Asco. No hay otra palabra para definir la sentencia de la Audiencia Nacional. Decía Ibarra que un hombre sin palabra es lo mismo que una cabra y eso es lo que quiere la justicia. Cabras, borregos, osos y serpientes. Animales callados, tinta guardada en su bolígrafo para no sacar a la luz las vergüenzas que nos rodean. Este es un país donde la Fundación Francisco Franco tiene derecho a existir y a amenazar con un “¡Si hay que volver a pasar, pasaremos!”, donde ladrones y estafadores sonríen alegres en las puertas de los juzgados. Un país maravilloso donde tu mayor delito será ser rapero, de izquierdas y hablar catalán. Y también es un lugar en el que hablar es pecado y solo los pobres van a la cárcel.

Ponía estas mismas palabras el propio Valtonyc en Facebook, antes que estos, en otro ataque de libertad de expresión se lo borraran. Y es que sabe perfectamente de lo que habla. Los pobres van, los ricos no. “Los borbones son unos mafiosos” es todo lo que dijo. Una frase altamente comprobada y a su vez, ignorada por la justicia. Criticar a la familia real, retratada en sus robos al que dicen ser su país, que se relaciona con los causantes de la guerra en Siria, que se burla del pueblo al que “representa”, ¿es un delito? Pues si lo es inclúyanme a mí y a aquellos que creemos en la libertad de expresión. Porque sí, los borbones son unos mafiosos, los maderos torturan y el poder nos asfixia con sus saqueos a mano armada. Y no son afirmaciones lanzadas al aire porqué sí, son hechos demostrados y demostrables, denunciados por raperos a los que el estado y su maquinaria de represión intento derrotar.

“Hacia la España de los ciudadanos”. Éste es uno de los lemas que abanderan la Fundación Círculo Balear, la que denunció a Valtonyc según informa eldiario.es. ¿Qué ciudadanos? ¿Los que decidáis vosotros y vuestro entorno? Trajes y corbatas, maletines y ladrones. Esos son sus ciudadanos. No lo somos nosotros. Ni lo son Ayax, ni Prok, ni Hasél, ni Strawberry, ni Ciniko. Explicaba Nega, cantante de Chikos del Maíz en una entrevista para La Tuerka, que lo que dice en las canciones no es real. En primer lugar porqué aún no he visto a Álvaro Ojeda ni a Ana Botella en un gulag, y segundo por qué es arte al fin y al cabo. Es música, es una forma de expresarse. Deberíamos dar las gracias a aquellos que dicen lo que nadie se atreve a decir, que cuentan la realidad tal y como ellos la viven. Y en lugar de eso los encarcelamos.

Coincidiendo con Nega, decían Ayax y Prok que sus letras no deben entenderse de forma literal. Todos somos conscientes que los maderos seguramente sirven para algo más que para hacer fuego. Pero en lugar de eso, la justicia prefiere callarlos a ellos y no hablar de la realidad, y es que tal y como exponía Público “España ha vivido más de 6.600 casos de tortura o malos tratos policiales”. Y cuando la ONU y Amnistía Internacional denuncian que aquí el gobierno no respeta los Derechos Humanos, meten la cabeza entre sus patas y crean cortinas de humo bajo las cuales quieren que vivamos. Y en ellas esconden a Hasél, condenado por defender aquello en lo que cree. Cabe en cualquier cabeza que podemos tener ideologías distintas, y hasta puedes pensar que lo que dice Pablo es extremista, pero nunca, nunca constituyó delito. Atacó a aquellos que sacan la bandera del terrorismo para tapar sus vergüenzas, cuando el único terror es el suyo.

Terrorismo. Esto lo hacen. Infunden el miedo entre los que quieren hablar. Pero raperos, cantantes, tuiteros, al fin y al cabo personas: no les dejéis ganar. Con cada boca callada, con cada frase que no se escribe en un papel imbuida por un falso respeto a la autoridad ellos ganan. Y si defendemos a Valtonyc y a todos los demás no dejemos que esto pase. Escupamos las verdades en su cara, levantemos el puño compañeros, escojamos vivir de pie antes que morir de rodillas.

Texto por: Arnau Carrió