Coleccionistas de destinos - A la sombra de mi soledad

[Elosue]
Le escribo al tiempo mientras describe quienes somos;
Almas escasas de encuentros con cuerpos de otro cosmos,
Más que polvo finales pronosticados
Anclados a un destino esclavos del ser que hemos creado.
Si has hablado contigo mismo estás de suerte,
Yo suelo hablar solo si el desconsuelo suele tenerme,
Puedes verme pero no sentirme es irme, para perderte
No quedarme para encontrar a quien no sabe entenderme.
Por más que enferme de está soledad lejana
Es hija del sol enviada a ser la espada que cargo en mi espalda.
Sombra de mi alma silencio de cada madrugada,
Vacío de mi cama amante de volver mañana.
Pájaros en mi ventana rompiendo el cristal
Son rayos de luz despertando otro sueño real,
Ideal como escapar de lo normal
No por ser diferente si no por sentirte menos especial.
No es estar mal es el hecho de no aceptarse
Sólo por aceptar a quien te aceptó por que lo aceptaste,
Desastre, miseria y culpa ocupan tu pasado,
Frustrado a solas dejas que las horas se colapsen.
En un margen del tiempo que consume cada imagen
Donde viajan vidas para que luego ángeles bajen,
Mi traje es partícula esperando ser larva
Para convertirse en soledad y escapar al alba.


[Nuelky]
La soledad ha de ser una invitación a conocerte,
A los miedos que constituyen tu inconsciente.
Respirarás libertad y el viento será un semejante
Y una caricia en fin, polvo detrás y delante.
Que tu sonrisa y tu verdad forjen a fuego tu insignia
Y la lleves en la piel por si me cruzo esa línea.
Lo físico es temporal y no me llevo con el tiempo
Mas aún no he aprendido a separarme del cuerpo.
Desde entonces permanezco en esta celda que piensa
Y el vagabundo en la nada imaginando a la esperanza.
Hoy me dedico sin más a construir mi sorpresa;
Nada acaba si no empieza, nada empieza si se aplaza.
Es que todo empieza cuando se piensa
Y hoy pensé en que la realidad no era tan mala,
Ni la plaga de números que nos mata tan inmensa
Ni las redes que nos atan más fuertes que nuestras alas.
Y sigues en esa sala danzando con la ausencia
Ese vals intrincado de la insignificancia.
Son mentiras que mueren a los pies de tu esencia
Sólo sombras fugaces reclamando su estancia.
En esta tierra de nadie en donde todos fuimos algo,
Recuerdos invocados aleatorios somos,
De éste universo que me quita y roba tomo
La íntima verdad de lo que dije: hago.