Jonas.J - Apoteósico

Desperté el alma dormida
por un llanto sin motivo,
por un frío intuitivo,
por mis gritos de silencio.
Levanté la vista y allí estaba mi almohada,
tan blanca y arrugada. su luz nunca apagaba.
Mi noble consejera yacía rota por mis penas,
cansada por la lucha psicológica en el alba.
Me empujaba a levantarme,
me decía: ¡no seas cobarde!
Hay café en la nevera, deprisa, llegas tarde.
Mis pulcros pies descalzos en contacto con el suelo,
mis codos en mis muslos y mis manos en el cabello.
Maldecía el frío agónico del váter,
el tosco papel higiénico parecía tenerme miedo.
Un intento de cascada me impactaba en el cuello,
el jabón jugueteaba por los confines de mi cuerpo.
Mis ojos aun dormían, hacían lo que podían.
Sufrían recordando mi escritura en el cuaderno.
Un café precocinado, el aroma de un perfume.
Barcelona que te amo, Barcelona espérame.
Un colgante en el pecho, mi padre esta conmigo.
Barcelona que ya salgo, Barcelona ámame.
Siento el aire sucio en mis mejillas,
los decibelios de tu vida cotidiana me espabilan
y camino por tus calles, y hablo tu idioma,
y divago por lugares que hoy aun me impresionan.
¡Barcelona!
Devoto de tu clase, tu cultura y de tu vida,
adoro la hermosura de tu sucio mar,
me acogiste cuando nadie más me quería,
eres mi casa, eres mi esencia y mi identidad.
Navego en el recuerdo de tu voz morena mía,
hice un pacto con el diablo para no olvidarte nunca.
mi alma ya no existe y mi sangre esta maldita,
condenada a ser la tinta natural de estas estrofas.
Siento que me pierdo en el vaivén de mi escritura,
veo como llora mi bolígrafo en el folio,
odio cada verso que escribo con soltura
¡Vusco un redentor que no sea insonoro!
Jonas.J esta pidiendo a gritos que se callen,
su falsa esencia de rapero me esta poniendo enfermo.
En serio, a mí me llaman nadie.
Literatura entre ritmos y cuadernos.


Hace calor en pleno invierno,
tus recuerdos en las nubes y los míos bajo cero.
Dolor, incertidumbre, inexplicable sentimiento.


Siento que me pierdo en el va y ven de mi escritura,
veo como llora mi bolígrafo en el folio,
odio cada verso escrito con soltura,
¡Busco un redentor que no sea insonoro!
¡Sigo caminando sin la brújula dorada
que señala la vertiente lineal hasta tu cuerpo!
Y tu cabello que se envuelve en mi pecho y me amordaza,
deseando ser testigo y director de nuestro sexo.
Nadie esta grabado en mi piel y lo aseguro:
es mi música la musa malherida de este cuento
que relato por capítulos escritos en cemento
con la sangre como tinta; el resultado es un conjuro.
Quiero ser poeta, no un atleta ni un soldado.
Quiero ser artista, no un mediocre, un limitado.
Yo soy la diferencia entre tú y la eternidad.
A mi me llaman nadie, yo tengo identidad.
Apoteósico.