Sva - Cuídate, niño

Me guiña un ojo y me dice: «cuidate, niño»
mientras yo pienso en todos esos años
en los que prometimos
no hacernos daño
pero insistimos
y nos dañamos.
Le digo: «pequeña, he vuelto».
«¿Después de tanto tiempo? –dice–
Se te ve distinto».
«Fíjate, yo creo que sigo siendo el mismo,
aunque empeore en lo que estoy envuelto».
Y nos reímos.
Fingimos todavía conocernos
como solo ella y yo fingimos.
«No ha pasado tanto desde que nos despedimos,
¿no? Pero a mí se me ha hecho eterno».
Dispara: «¿dónde has estado?
Por aquí te hemos esperado
todo este tiempo».
«Joder… soy tan despistado…
Me equivoqué, solo es eso.
Estuve en el desierto
y, al final, me he perdido,
prediqué con el ejemplo,
pero poco he conseguido
excepto estar más alejado».
«¿Olvidaste el camino?»
«No –le digo–
pero me costó recordarlo…
Cuando tus esquemas se han desmoronado
el mundo acaba borroso y tú acabas obsesionado…
Puedo poner mil excusas, pero…
Sólo es eso, que me he equivocado».
«No seas tan cruel contigo
que, en el fondo, todos esperamos tu regreso,
pero sabemos bien por qué te has ido.
Además, ¡qué esto está bien lejos!»
Y nos reímos
con esa sonrisa cómplice
que te quita los nervios.
Y, antes de que diga nada,
me lee el pensamiento
y me responde:
«Sí, yo también te he echado de menos.
¿Cuándo te vas?»
«No –bromeo–
Ya no me voy, ahora me quedo».
«Has dicho eso tantas veces
que me cuesta creerlo,
pero… me gusta escucharlo de nuevo».
«Yo he nacido en esta tierra,
pero pertenezco al mundo entero.
Tengo que cruzar fronteras,
que vivir de otras maneras…
¿Sabes? Comprender el juego…»
«Tú buscando, ¿eh? Como siempre».
«He visto tanto… pero no lo suficiente.
Ahora sé dónde buscar
y voy a llegar finalmente.
Pero volveré».
«Lo sé –me dice–, al final siempre vuelves.
Y, ¿tu madre?» «Preocupada.
En el fondo me entiende, pero no le gusta nada.
Me ha educao de esta manera, ¿sabes?
Ella me dio alas
y ahora intenta seguirme,
pero ya está muy cansada…
¿Qué tal por aquí, todo?»
«Bien, tirando. Cada uno a su modo.
Trabajando pa la tienda, ya sabes, hincando el codo
hay que cuidar a la familia, al final, es lo que somos».
«Hostia… ¿Y tu hermano?
No le veo de varios años».
«Bueno, pues nos tiene algo preocupados.
Ya sabes, con los chicos del bloque de al lado
que son buenos tipos, pero que se la lían demasiado.
Bueno, ya sabes cariño:
pégame un toque cuando pares tranquilo».
Yo acepto el trato y nos despedimos.
Ella me guiña un ojo y me dice: «cuidate, niño».