Formas de entenderse
Podemos nombrar Historia Monumental al hecho de hablar con redundancia de conocimientos sobre el tema que se esta exponiendo. Al referirme a redundante en este caso, digo el hecho de repetir conceptos que ya se conocen o que potencialmente se pueden conocer (sin tener porque estar explicados). Podemos interpretarlo así siempre que estemos hablando de cosas que sabemos, por pocas que sean, sin salir de tal conjunto.
Por ejemplo, hablar de la primera Guerra Mundial contando lo que sucedió cronológicamente o lo grande y magnifico que era un país no tiene interés alguno para alguien que conoce la historia. O en el caso de que sólo conoce el color de la bandera comunista de X año no tiene interés alguno para el decirle de que color era, por redundancia de conocimientos. Así entonces cuando propones un discurso interesante debes tener en cuenta la seguridad de saber sobre el entorno en el que se mueven sus palabras (fundamentos en el tema) y la habilidad de aportar algo que no puede adivinar nadie más.
Es aquí donde entra el segundo concepto: la Historia Crítica. Es aquel relato que se basa en interpretaciones subjetivas quizá prejuiciosas (con una clara intención) pero siempre sugerentes. Dar un nuevo concepto sobre el tema ya visto, una nueva forma de verlo o punto de vista, una nueva opción (critica no tiene porqué significar negativa, sino coherente) que también puede ser comprendida por otras personas al comunicársela y también puede ser verídicamente cierta: es el origen de tener opinión.
En este caso nadie puede saber tu crítica sobre un tema ya que cada uno crea la suya de nuevo y no está escrita en un libro ni es un conocimiento universal objetivo. Las obras de arte son críticas porqué muestran una forma de representar personal, entonces cuando copias o repites (redundancia de conocimiento), estás dejando de hacer arte. El interés nace entonces porqué representa una novedad ante una redundancia, que luego puede ser más curiosa o menos, más bien expresada, encontrada, respaldada o menos, con sarcasmos, ironías, personificaciones... multitudes de recursos linguísticos que pueden acrecentar el acento de la intención, y aquí es donde nacen los gustos por un autor u otro.
Por ejemplo, situémonos en el París de la Luz. Puedes contar que el gobierno de Napoleón reconstruyo la ciudad para acondicionarla a los mínimos de la vivienda digna y mejorar la higiene haciendo calles amplias que es la versión oficial aparente. O puedes conocer el tema y proponer que esas calles anchas fueron hechas para que hubiera suficiente espacio para que cupieran los soldados mínimos para parar una insurgencia con barricadas contra Napoleón, dado que el sabía muy bien como funcionaban estas estrategias ya que mediante ellas había llegado al poder. Eso sería ser crítico y no contar lo que ya se conoce. Ese ejemplo es aplicable a todos los sucesos y conceptos, de las que se pueda desprender una interpretación: una situación, una película, un comportamiento humano, una reacción social... y lo que más nos atañe: una obra artística musical.
No es extraño, entonces, que estrene la sección colgando este texto explicativo, con no otra intención que la de convertirlo en una crítica, quizás un poco indirecta y sarcástica, de los comentarios sobre las obras musicales que se encuentran en multitudes de páginas de internet incluso revistas físicas que en algunos casos muestran un valor inapreciable de interés sobre un contenido, subsistiendo gracias a la Historia Monumental a la que se apoyan. De la misma manera también puede aludir a la multitud de temas musicales y a la minoría de temas musicales con una calidad crítica o si lo preferís interesante y sugestiva, que parece que se esparcen por los rincones de internet.
Autor: Neidos