Gladiadores del verso, yo os saludo
Crónica del Festival Press to Play en Cartagena el 18 de Octubre de 2013
La vida de un gladiador nunca fue fácil. Nunca fue sencilla. Jugándose la vida a cada momento, en cada instante, aquel de rostro cubierto, lanza o espada en mano, se enfrentaba a la muerte sin quizás temer a nada… o por otro lado, temiendo a todo. Ya fueran Mirmos, Secutors ó Homoplacus, la vida de cualquiera de ellos se reducía a un baile en el arte de la lucha. Un baile de sangre, sudor, templanza y honor para que, al final, fuera el público, allá en el vasto anfiteatro romano, quien decidiera todo con el movimiento de un pulgar: hacía arriba significando la “vida”, la libertad plena. El perdón en su más bello sentido. Si era hacía abajo o dirigido el dedo a lo largo de la yugular, entonces el destino se erigía frío y oscuro. Entonces no quedaba rendición alguna.
Milenios han pasado de ello ya. Siglos pesados, con olor a viejo y ancestro. Los hechos de aquellos que fueron gladiadores, se han convertido ahora en leyendas que inspiran a otros, a esos que si no bien empuñan espada y escudo, se agarran con entereza a un micrófono y con fuerza rapean al mundo lo que piensan.
Aquellos héroes de entonces, son ahora quizás los raperos de ahora. La antigua Carthago Nova fue la última gran ciudad antigua que en la actualidad gozó de dicho acontecimiento; no en ningún teatro, no con leones o carros, si no en una sala, a las afueras de la ciudad, en la Sala Matriz Creativa.
La noche, aquella noche de oscuras tinieblas, se presentó en aquellos parajes tranquila, un tanto sosegada. El espectáculo parecía presentarse soberbio en aquello carteles, imponente en su naturaleza más pura, pero cierto fue que desde el primer momento, el público escaseó. Tan buen cartel con tan buenos gladiadores en él, merecía haber tenido mucho más.
Fue DJ Kronos, Dios del tiempo aquel que marcó el inicio del evento, allá cerca de las 22:30. El trío Artelobordo marcaron el comienzo seguidos de los autóctonos Keon & Ckone. Con estos y tras ellos, Murcia se abrió soberanamente, ofreciendo sobre el estrado, toda una gama de sus mejores guerreros de rap: Ras lion con Adrián Irles y Dj Navas o Kaze fueron artistas que en esa noche, solos frente a un público exigente, demostraron su audacia y su nivel. Querían alcanzar su propio Olimpo. Ofrecieron un estilo de música fresco y personal, empujando con los allí congregados a sentir ese aire festivo allí reunido.
Elm Street también de la región, salieron a la “arena” con un directo lineal, sin apostar demasiado, dando paso seguro sobre terreno llano y aunque el público parecía esperar una auténtica ecatombe, fue milagro de Dioses que los asistentes disfrutaran, no se aburrieran y le concedieran el pulgar hacía arriba. Salvado.
Aquella noche, la sala quedó replegada por auténticas fieras de su propio arte: Madnass, Lesky, Tron Dosh y Emilio Tárraga (Versoterismo). Cualquiera de ellos podrían haber asimilado la figura presente de Scipion “El Africano”, Espartaco o Diocles. Con fuerza y entusiasmo, se descargaban sobre el escenario. Ellos estaban entusiasmados, el público supo apreciar ello y apoyarlo desde abajo. El círculo de conexión llegó a ser completo en muchos momentos.
Hubo momentos de rap, sí, claro que los hubo. Hubo también magia para el dancehall y el reggae con Daby Bleyd. Grandes admirados como Soriano y Jayder, en temas de “Forgotten reggae songs” como “Saldremos al paso” marcaron parte de una cúspide en resplandor en aquella noche de tinieblas oscuras. La fuerza, la entrega y el coraje de ellos se entremezcló con el positivismo de lanzar al aire mensajes de paz y de justicia. Bleyd se proclamó en aquella sala, gladiador de ser feliz, único y característico ante todo.
Uno de los espectáculos más esperados por todos fue el de aquellos que por no ser plenos luchadores, sí que se reconocieron por ser oscuros y alados. El colectivo Crew Cuervos sabía como alcanzar la morada de la gloria eterna y aun con la no presencia de uno, Zatu, sí supieron desde el primer instante luchar, conquistar y ganar. Obvio fue que muchos de los que allí acudieron se centraban en verlos a ellos. Si tuvo que haber una gloria en aquella noche, fueron los cuervos los que se la llevaron en su mayor parte.
En consonancia con el nivel de la “bandada”, el Caesar de Murcia, Piezas, respaldado con Jayder y Soriano, salieron al escenario. Jugaban en su tierra, con su gente. Fue maestro en ofrecer una actuación con su firma: fresca, entretenida, con fuerza, capaz de deleitar con una improvisación de solo su altura.
A esas alturas, plena madrugada, el cansancio hacía estragos. Sin embargo, Hermano L, se volcó de lleno para conquistar honores como el resto. Si debió marcarse en aquella noche un broche de oro, el mallorquín supo hallar el modo. El remate fue para Mad Division y Lady Yaco. Con estos, los últimos, las luces se apagaron. El silencio arrasó con el basto ambiente de aplausos y ovaciones, de dedos que se alzan, de voces que corean.
Podría decir que la primera edición de este festival tuvo su éxito, pero no su gloria. Un demasiado buen cartel para quizás un escaso público. Estrellas como aquellas, gladiadores como los que se presenció esa noche no requiere de un Carthago Nova, o un Emérita Augusta. El propio Coliseo ampara abrazar a los que con grandes hechos en vida, se harán inmortales en la eternidad de los días.
Quizás sea para otro momento, para otro día, otra noche, o quizás para otro año… por ahora, como esa vereda por los que caminan los que soñamos, me quedo con lo que aquí relato, esperando el momento, ese gran instante de alzar en alto mi puño y gritar a un ancho y entero mundo, más allá de Dioses y mortales:
“gladiadores del verso, yo os saludo”
#2 el 04/11/2013 a las 20:37:
¿Y esto es una crónica?...