Hipnotik Festival 2013, a medio gas
Crónica parcial del gran Festival de Hip Hop en su décimo aniversario en Barcelona
A veces sucede que las mayores alegrías vienen arrastradas de pequeñas desgracias, de hirientes tropezones. De penas, de quizás cierto desazón. Así me sentía yo cuando aquel catorce de septiembre, abandonaba con mil dolores el recinto del Hipnotik Festival.
Llevaba tiempo anhelando poder acudir al evento, sí, disfrutar del cartel, de sus artistas, de su entrega. Era eso y no otra cosa lo que pensaba mientras de allí me alejaba. Había sido un gran día, cierto… pero yo tenía que marcharme antes de que aquel esguince acabara por afectar realmente mi salud. Y lo cierto es que no me arrepentía de lo vivido pero, inevitablemente no me quedaba otra más que decir...
(6 horas antes…)
Me presenté en el Hipnotik un poco tarde, media mañana quizás. La lentitud y el esmero cuidado al sufrir un esguince de tobillo no facilitaban las cosas en ninguna de sus maneras; ni a mí, ni a mis acompañantes: mis dos jóvenes fotógrafas. Nagore y Shhir.
Ya desde el exterior, la atmósfera quedaba animada por el bombo y la caja de Dual y Kaim; capaces de despertar al mundo a base de energía y rap puro. La vivacidad del dúo y la entrega supuso que, aún con un escaso público, se erigiera fuerte la fidelidad de no marchar a otros escenarios. Temas varios y un “a capela” que deja bien claro que el día empezaba con verdaderas ganas. Al lado, en el escenario Coromines, se instauraban con poder desgarrador las batallas de MCs. Con micro en mano, voz latente, observaba como los artistas se entregaban de lleno bajo un sol de justicia; muchos se guarecían a la sombra; en mi caso, no me permití tal lujo y a pesar de la fatiga permanecí allí, sujeto de muletas con los más valientes para disfrutar de las batallas con buen tino. Todos atentos a cada rima, a cada verso que en el aire explotaba, haciéndose palpable como el nivel y la entrega había mejorado con respecto al año pasado.
El mediodía así, poco a poco, siempre sucesivamente: parones y olas de multitud que bien se dirigen a un escenario u otro. Más mal que bien intento como puedo trasladarme. No es fácil, la verdad sea dicha. La organización con respecto a determinados aspectos avanza entre terrenos de indiferencia con los artistas o de suma desconfianza con aquellos que provenimos de los medios. La gente también parece hastiada cuando entre interrupción e interrupción, siempre se oye repetitivamente los mismos temas; una tras otra, siempre tres únicas melodías, llegando incluso a alcanzar el total aburrimiento de los que allí esperamos la siguiente actuación.
Una de las interesantes sorpresas de este festival a esa hora del día vino de la mano de El Niño Trapani. Podría decirse que se volcó en ser todo una bomba de combustión incesante. El artista se entregó al completo, en todos los aspectos. El mero pero loable tipo de actuación en el que el artista llega y lucha para luego encumbrarse… aunque con ciertos tropezones cargados de “perrería” y cierta amnesia al olvidar alguna letra. En todo caso, la gente acogió bien a Niño Trapani. Desprendió buena energía y entrega en sus rapeos; arrastró con ello a un público que bien disfrutaba en plena euforia con temas como “Obrigado”. A mi ver considero que fuera casi un milagro que se mantuviera en pie sobre el escenario. En pleno mediodía el calor resultaba asfixiante, casi costaba respirar. En aquellos instantes, bien recuerdo que el escenario Pati Dones era, ante todo, un averno emplazado en Barcelona.
Fortuna tal cual leve brisa corrió para en aquellos instantes los que coronaban el Coromines. Uno de los grandes de aquel día hizo soberanamente acto de presencia: el que provenía de Alcalá de Henares (Madrid) supo bien como llevarse con él a los que allí estábamos. Rayden, fiel a su estilo, supo enamorar; supo unir a todos en temas que nunca faltan en sus actuaciones; que siempre están ahí, perennes en cada escenario que visita. El poder magnífico de este alquimista que en poco tiempo transmitió a todos todo cuanto él deseaba, y creo atinar bien que así lo logro al observar en las memorias de aquel día como los semblantes de todos los congregados refulgían por lo que el artista transmitía.
Tras este, justo en el otro escenario, el “PatiDones”, a media tarde, Mi.Amargo tomó su turno. Fatal fue la casualidad de que paralelo a este, empezara “El Show de MCs”. Mai, Kapo, Zeidah, Eude y Arkano fueron auténticos guerreros del verso, demostrando la gran capacidad que a través de la palabra podían originar; podían con ello arrasar. Fue una inesperada sorpresa cuando grande entre los grandes, El Chojín, se unió a la fiesta entre los gritos y el sonoro aplauso de los allí reunidos. El cambio, honestamente, fue muy notable con referencia al otro escenario: los problemas sonoros y demás eran bastante visibles.
Mirando mi reloj, agujas encaminadas a seguir avanzando en aquel entonces, se iniciaba la ya conocida “Battle of Bands”; una competición de grupos en la que el ganador podría actuar para la próxima edición del festival. El resultado había dejado ocho grupos de finalistas, y estos, a la sazón y decisión de un jurado, serían evaluados. Con Demo como speaker y obligándonos a salir de la sombra y acercarnos al escenario, nos explicaron en qué se basaba la competición. Un enfrentamiento de cuatro en cuatro para coger de ellos, los dos finalistas decisivos.
Por mis ojos, oídos y el del resto de los allí reunidos, los grupos se sucedieron. Lágrimas de Sangre, ofreciendo un rap de combate, con fuerza e ímpetu. No ocultaron su rabia sobre la situación del país y aunque sí se observó alguna ahogadilla, la fuerza en ellos, con la que actúan, conllevó que el pequeño error se olvidase. Les sigue Clandestinos, intensos pero quizás algo escasos con respecto a los que le antecedían.
MC Redecki, con Vittur y Armenio son otros de los que se presentaron. Estos sufrieron saltos en la aguja por lo que, a pesar de su buen estilo, la mala fortuna se sació con ellos y el jurado decidió penalizarlos. Colombia los sucedió, con Darip Caicedo, hábil en velocidad, un factor que probablemente se le tuvo en cuenta y que, dicho sea así, supuso una diferenciación con respecto a los demás. En este caso, bien se pudo llegar a ver que “Colombia estaba en su casa”.
Tras este acontece un nuevo grupo; este supuso a mi ver algo apoteósico, un monstruo que resurge de lo inesperado. Los seis componentes de 24Siete (siempre he creído que el número de MCs encima del escenario debe corresponder con un directazo que haga enloquecer al público ya que se tiene más recursos,) deja bien claro quienes eran, y a que iban. Capaces de entrar con un Drum & bass que partía el escenario, estuvieron muy bien sincronizados y con vasta energía. Fue indudable que estos pasaran la ronda.
El papel de Socios Rüe, de Sabadell, aunque con buen tino, no llenó tanto como 24Siete. El público aún seguía temblando por el espectáculo de estos, pero Socio Rüe supo hacerlo, no obstante, bien: capaces de interactuar con el público y hacerles partícipes, un hecho que hasta entonces ningún grupo ofreció a excepción de Filaropfía, procedentes de Salou.
Con ello, Trescuartos desde Cambrils cerraron la primera ronda, eligiendo un tema tranquilo, bien rapeado e incluso más nítido de lo que, hasta ese momento, se había escuchado.
Agotado, me senté en el suelo; dejando a un lado las muletas. La tarde se andaba desarrollando con buen gusto pero el dolor se andaba volviendo insoportable. Ni la cerveza que bebía, lograba olvidarme de él aun a duras penas. Es entre el calor y el cansancio cuando declaraban que 24Siete, Lágrimas de Sangre, Trescuartos y Socio Rüe, pasaban a la siguiente ronda.
La batalla entre los cuatro se iniciaba de nuevo con nuevos problemas de sonido, algo ya típico. Las cosas cambiaron entre unos y otros, y es 24Siete los que se erigieron soberanos logrando levantar a todo el público con los puños alzados. “David contra Goliat” marcaron el antes y el después, el “ahora a matar”.
La final quedó disputada entre éstos y LSD (Lágrimas de Sangre). En un último cartucho a quemar se decantaron estos últimos por temas como “Te conozco bien” del disco “La real música explícita”, pero pareció bien creer que el jurado había quedado deslumbrado por el sexteto y es a estos a quienes se les condecoró con el honor de los vencedores. Buenos ánimos por doquier, felicitaciones con matiz deportivo y a seguir deslumbrando para esperar deleitarnos un próximo año.
Tras conocer al grupo vencedor y a muletazo ligero me encaminé presto, o al menos en un intento de ello, al escenario Coromines. Un último intento doblegado de poder disfrutar del dúo formado por Tosko y El Santo, unos por lo cuales hubiera valido soportar la peor tortura en pos de disfrutar de un directo suyo. Aún llegado tarde, observé grato que había gente, mucho público entregado al que, sin duda, es un nuevo estilo. Una sutil combinación de voces diferentes y personales que lograban crear entusiasmo entre los allí reunidos. Su último trabajo, “Algo Personal” también cobró protagonismo en un expositor musical con colaboraciones como las de Nora Norman, El Titó o Bwan Zerowan. Definitivamente, algo increíblemente increíble.
Con esta actuación y con el objetivo logrado de haber aguantado hasta aquel momento, recobré la conciencia en palpitante agitación de que mi tobillo rugía por menos que ser amputado. Aguantar para más de seis horas en muletas suponía, cuanto menos me creen ahora, todo un reto; casi un auténtico duelo; y es que a veces sucede que las mayores alegrías vienen arrastradas de pequeñas desgracias, de hirientes tropezones. De penas, de quizás cierto desazón. Así me sentía yo cuando aquel catorce de septiembre, tuve irremediablemente que abandonar el recinto del Hipnotik Festival.
Llevaba tiempo anhelando poder acudir al evento, sí, disfrutar del cartel, de sus artistas, de su entrega. Era eso y no otra cosa lo que pensaba mientras de allí me alejaba. Había sido un gran día, cierto… pero yo tenía que marcharme antes de que aquel esguince acabara por afectar realmente mi salud. Y lo cierto es que no me arrepentía de lo vivido pero, inevitablemente no me quedaba otra más que decir:
“Otra vez será, Hipnotik Festival”
Todo lo narrado en esta crónica sucedió tal como aquí queda plasmado desde la perspectiva de la persona que acudió, siendo en todo instante fiel a su verdad. No obstante, por la causas que aquí están plasmadas, el enviado del medio tuvo que abandonar el recinto por las razones obvias. Se pide por tanto disculpas a lectores, organización y artistas por no permitirnos plasmar el final del festival y los diferentes grupos que aún quedaban por actuar. Entendemos por tanto que la crónica se delimita y no queda completa del todo, por lo que esperamos compensarla con las imágenes adjuntas que acompañan al documento informativo.
Gracias por vuestra empatía.
Atentamente un saludo,
Dirección HHG.
#1 el 02/10/2013 a las 21:09:
La próxima vez recomiendo que hagas un estilo de vídeo comentado, se que esta mal pero da mucha pereza leerlo ( y por los pocos comentarios supongo que habrá gente que piense como yo )... Leer todo
La próxima vez recomiendo que hagas un estilo de vídeo comentado, se que esta mal pero da mucha pereza leerlo ( y por los pocos comentarios supongo que habrá gente que piense como yo ) pero el hipnotik estuvo de puta madre xd