La vida es sueño

Cuando Pedro aún tenía 7 años ya lo tenía muy claro: de mayor quería ser pastelero. A esta edad el pequeño Pedrito enganchó a un programa de televisión en el que un señor famoso presentaba los más suculentos postres. Viendo los ojos que a su madre se le quedaban con esos pasteles no le quedaba duda alguna de que esta sería su pasión. Han pasado 20 años desde entonces, y mientras que sólo en reducidas ocasiones Pedro puede usar toda su fantasía en encargos de tartas y pasteles, su día a día es otro. Panes, panecillos, bollos de todo tipo salen de su pequeña "Pastelería y panadería" cada día, y él es feliz. Hay que ser humilde, la vida se gana en el trabajo normal y él se conforma con ello alegrándose cuando de vez en cuando puede darle rinda suelta a su imaginación.
Desde hace 2 años Pedro tiene un hijo y con él una pequeña familia que mantener. Su novia está totalmente orgullosa de él. Algunas noches, cuando el pequeño no puede dormir, Pedro recurre a un truco. Hace un tiempo el orgulloso padre se dio cuenta que la criatura lo flipa cuando su padre le rapea aquellas letras que Pedro compone en su tiempo libre. Años atrás incluso lanzó un par de maquetas, hoy en día le queda el rap como hobby y para la diversión de su primogénito.
Nadie en su sano juicio habría predicho que Sara acabaría viviendo en África. Muy pronto supo la chiquilla que no habría otro sueño mayor que acabar siendo veterinaria. Se peleó con el colegio, con el instituto, y finalmente en la universidad tuvo que capitular y dar la batalla por perdida. Para financiarse los estudios montó una pequeña promotora de conciertos con la que organizaba eventos de Rap en su ciudad. A la larga no acabó dando suficiente dinero como para costearse la vida universitaria y cuando quiso darse cuenta ya estaba fuera de la carrera.
Hace tiempo ya, en un festival de Hip Hop que visitaba Sara en verano, un antiguo compañero de estudios le comentó que iba a abrir una finca en Sudáfrica con Safaris guiados para turistas. Sara no tuvo que pensárselo dos veces, y con lo puesto se fue al otro lado del mundo a por ese trabajo que tan bien sonaba.
Sara lleva ya 5 años en Sudáfrica y la vida no es fácil, a duras penas llega a fin de mes, pero le encanta su trabajo. Nunca llegó a ser veterinaria como de pequeña soñaba, pero hoy en día nadie podría llevársela de aquella finca. De hecho, lleva ya 3 años sin visitar a su padres, pero ellos lo entienden. Sara vive de lo que ama, y no está la hucha como para viajar de buenas a primera a España por una simple visita familiar.
Coches, coches y más coches. Así de simple se define la vida de Carlos. En el último año ha pisado una docena de aeropuertos, y es que desde que ganó aquel premio por la restauración de un antiguo Chevorlet Camaro, sus servicios han sido solicitados en todo el mundo. Mientras que los años anteriores fueron duros , Carlos nunca ha perdido la sonrisa. Había tiempos en los que casi no llegaba a fin de mes, pero trabajar en aquel taller día a día entre neumáticos, cajas de cambio y motores, siempre con el rap más actual a todo volumen, le hacía feliz. En sus ratos libres, a Carlos siempre le ha gustado producir instrumentales de Hip Hop. Por norma solía dejarlos como beats de uso libre para que la gente los disfrute, aunque en algún que otro mes la venta de beats exclusivos ya le ha salvado el culo cuando el taller no iba bien. Hoy en día, gracias a dios, ya no tiene que recurrir a ello. Carlos trabaja mucho, pero es feliz así, al fin puede costearse la vida con lo que más le gusta.
Hoy los amigos de Carlos ya no le ven mucho por el barrio. Hamburgo, Londres, Bratislava; en muchas ciudades ha estado en las últimas semanas y sus amigos le echan de menos. No obstante nadie pierde una mala palabra sobre Carlos. Tanto tiempo ha pasado en ese minúsculo taller arreglando vehículos cualquiera por una mísera paga y nunca ha rechistado. Hoy se merece estar donde estar perdido por el mundo, haciendo lo que siempre ha amado y pudiendo costarse al fin la vida con ello.
Jaime y Jesús son mellizos. A los 10 años sus padres les compraron un radiocassette con micrófono, un acto que cambió todo en aquella familia. Ya de antes parecía que la música era importante para los hermanos, pero con ese cassette, el micro y las primeras cintas de rap que llegaron a su barrio, Jesus y Jaime lo tenían bien claro: desde aquel momento todo su tiempo, su esfuerzo y su dinero iba a parar en hacer Rap. No había navidades y cumpleaños en los que los niños no pidieran de regalo nuevos aparatejos para el estudio que estaban improvisando en su habitación. Jaime se escondía en el armario donde habían colocado un micro; Jesús pronto se dio cuenta que le gustaba más estar detrás de los apartos. Los fines de semana intentaban ir a todos los conciertos posibles, pero sin duda alguna no era fácil. A veces tenían que dejarse la paga en billetes de autobús. Les daba igual, el Hip Hop les fascinaba, les llenaba de tantísimas formas que incluso las notas sufrieron algo con tanto tiempo invertido en su pasión.
Cuando cumplieron los 18, el padre de Jaime y Jesús les tenía preparado una sorpresa, un choche les esperaba frente a la casa. A Jaime y Jesús les valió una mutua mirada para tener claro que venderían aquel carro para montar su primer estudio profesional. El dinero rápidamente se consumió en las obras y los mellizos no pararon de meter más y más dinero de su bolsillo en el proyecto. Trabajaron de hamaqueros, de ayudante de cocina, repartieron publicidad y cualquier céntimo que generarían en los próximos años iba al estudio que inauguraron colocando en una esquina aquel radiocassette con el que todo comenzó. Mucho ha llovido desde entonces.
Jesús y Jaime tienen veintipocos y se dan cuenta que han invertido prácticamente su completa vida en esto de la música. Sus nombres se conocen ya en la escena y creen que es el momento de dar el paso y ganarse la vida con Hip Hop. Jesús y Jaime han perseguido un sueño desde muy pequeños y hoy parece que pueden permitirse poner precio a las instrumentales de Jesús, que desde hacía tiempo se llevan descargando por miles en internet. Hoy es el día en el que quieren invertir todo lo que puedan en dejar atrás las maquetas y grabar un disco en formato profesional, sin disquera, ni ningún otro apoyo, ellos solos arriesgando sus ahorros. Si la cosa fuera bien, podrían plantearse también hacer una pequeña gira, en anteriores conciertos ya habían dejado en evidencia a algún que otro cabeza de cartel.
Desde que Jesús y Jaime tomaran aquella decisión ya no son felices con lo que hacen. "¿Cómo se le puede ocurrir a Jesús cobrar dinero por sus instrumentales?" Inculca Pedro, "Yo tampoco cobro por mis letras y sobre todo, desde que cobra, las bases de Jesús ya no son igual de buenas que antes". En el taller de Carlos ya no suena la música de Jaime y Jesús y poco rap en general. "El rap no está para hacer dinero. Si quieren hacer dinero que se busquen un trabajo como todos nosotros, y dejen de desvirtuar el rap, que se nota que su música está hecha para gustar". "¿Quién se cree Jaime para sacar un disco a la venta?" se pregunta Sara mientras que puntualiza que "Y eso de irse de gira, puede probarlo pero ya sé yo que fracasará, me conozco esa escena y no va a funcionar".
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Texto por: Mario Moreno
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Comentarios
Muy buen artículo Mario. De principio a fin. Además refleja fielmente la cruda realidad relacionada con el hip-hop.

Me ha gustado mucho el artículo, en parte comparto la opinión de que vivir del rap no es una opción.
A mí me encanta escribir, estoy grabando mi primera maqueta en casa yo sólo. Lo único que me importa es que me escuche la gente, que alguien se sienta comprendido o animado con mis letras, pero si en algún momento puedo sacarme un dinerillo, no creo que me niegue. Discográficas no, yo escribo cuando y como quiero, soy programador, en breves voy a tener un contrato de trabajo y lo compatibilizaré con mis hobbies.
Una comparación buena para mí, serían los videojuegos; me encantan, juego cuando quiero en mis ratos libres, pero si alguno se me diera excepcionalmente bien y me pagaran por jugar uno o dos torneos no lo rechazaría.
#3 el 25/08/2016 a las 15:12:
Y viceversa (a todo el artículo; que está muy guay, por cierto)