Biromes servos - Abracadabra

[Biromes servos]
Aún oigo el eco de tu risa,
rebota y corretea por la brisa,
juguetea con mis nervios y mi prisa,
por dibujar de nuevo tu sonrisa.
Un recuerdo que me avisa,
que mi sentimiento siempre estuvo en tú cornisa.
Eres un paso en falso que me pisa,
una luz apagada que me eclipsa.
Una idea difusa, se volvió precisa,
abandoné mi musa en un rincón
y adopté tu religión sumisa.
Mi moneda al aire acabó confusa
con tus cambios de divisa.
Ya te dije que por ti, desconfío,
deshago nudos y me meto en líos.
En carreteras de un único sentido,
miro a ambos lados por si me atropella tu suspiro.
Campanas, que parecen tú latido.
El vacío, me acompaña.
Desde que te has ido,
me acecha tu migraña,
entiendo tus entrañas,
que no te hubieras rendido,
ahora es lo que me extraña.
Abracadabra y tus cuentos,
aparecen en mi cama.
Cada palabra reconstruye tu mirada
del momento que los explicabas.
Principios lentos y
finales con drama, se titula:
"Nuestra historia narrada".
Pero lo que me más mata,
es que vi nuestra caída desde arriba
antes de que empezara.
Una relación, tío vivo,
sube y baja, sin parar,
vivo, con el miedo de no estar,
en tu ilusión, de mañana.
En la subida teníamos agallas,
no veíamos murallas,
disfrutábamos la cima contándonos batallas,
pero al llegar, a la bajada, solo quedaba,
quemar, nuestras mejores fallas.
Tu ropa oscura y las cosas claras.
Tu boca duda, pero tus ojos hablan.
Tus cartas sobre la mesa guardan
secretos que me pesan y me amparan.
Testigos mudas de que te amaba, sin amarme.
El castigo que perdura, ha venido a visitarme.
Me hizo darme cuenta qué, no puedo quererte sin quererme antes.


[Biromes servos]
Ya te dije que, sin ti, hago malabares,
reabro mis heridas mientras cierro bares.
Escribo laberintos paseando por las calles,
perdí mi instinto rastreando tus detalles.
Bailes, que me recuerdan tus vestidos.
La música me acompaña.
Desde que te has ido mi braille no me engaña,
acepto mis patrañas, haberme rendido,
ahora es lo que daña.
Abracadabra y mis males, aparecen en mi casa,
cada palabra golpea los pilares de la grada,
que nos aguantaba.
Cristales rotos y puertas cerradas, se titula:
"Mi historia narrada".
Pero lo que me hace sufrir,
es que ahora veo la caída desde abajo,
y aunque trabajo, no puedo hacer nada por subir.
Ya solo me queda huir,
escapar sin mirar atrás,
dejar de discutir si el azul del cielo es más bonito que el del mar.
Creer en mí y olvidar la opinión de lo demás,
crecer por fin, sin ver tu sombra por detrás.