Blon - El legado de Ovidio

Soy el tiempo que se duerme entre tus brazos,
Y susurra que el presente mañana será pasado,
Me despierto acurrucado en el borde de otras manos,
Sabiendo que en tu futuro mi nombre ya se ha olvidado.

Soy el faro en tus labios si me nombras,
La luz que te dibuja cuando la puerta se entorna,
Callo la noche y fui un destello sobre tu alfombra,
Porque ahora vivo siendo un preso de tu sombra.

Soy el fuego que en tu mirada se aviva,
La chispa tras la piedra, el infierno tras la vida,
Abrazo al océano y me miras compasiva,
Pues sigo condenado al crepitar de tus pupilas.

Soy el viento que ajetrea tu melena,
Huracán en tu insomnio y brisa en tus problemas,
Un día transporte pétalos de azucena,
Y ahora intentas evitar que mi soplo levante arena.

Soy el árbol que se postro ante tu danza,
Pintando con su ramaje un oleaje de esperanzas,
Si tus lágrimas son lluvia me convertí en hojarasca,
Detrás de la primavera el otoño busca venganza.

Soy el libro de una trilogía incompleta,
Con el que viajaste fue una fantasía concreta,
Pase de resolver enigmas en tu mente inquieta,
A ser un amasijo de polvo en tu biblioteca.

Soy la voz que trepa a tientas por tu cuello,
Y se detiene en tu oído practicando penitencia,
Un murmullo que rompe con los esquemas de bello,
Hasta que tu voz ahogada a mis palabras silencio.

Soy la huella que tatúas en el fango,
Respiro tras los pasos que elevan a tu existencia,
Si las nubes se endeudan mi rastro va borrando,
Pues cuando cae la tormenta el camino refleja ausencia.

Soy la música que nace si me toca,
Otro silbido perdido en el réquiem de tu boca,
Mientras espero a que traces otra nota,
Me convierto en un violín con la cuarta cuerda rota.

Soy la luna reflejada en tus caderas,
Cosiéndote un ligero con polvo de las estrellas,
Miras con desconsuelo mi forma cuando estoy plena,
Sabiendo que soy fugaz y que llegara una nueva.

Soy la llave que gira si te entra sueño,
Para ahogar a la rutina en un paraíso eterno,
Si desnudas mis complejos sigo en manos de San Pedro,
Si cambias la cerradura cambio el portón del infierno.

Soy la bala que descansa en el tambor,
Del colchón de una pistola que se hospeda en tu cajón,
Acaricias la culata y yo ruego con pasión,
Pues si aprietas el gatillo cortas mi respiración.

Y si soy el tiempo puedo hacerte más largos los días,
Y si soy el faro puedes usar mi halo de guía,
Y si soy el fuego puedo calentar mis tardes frías,
Y si soy el viento puedo aprenderme otra melodía.

Y si soy el árbol puedo entregarte flores de oro,
Y si soy el libro puedo darte el mapa del tesoro,
Y si soy la voz puedo darle el broche a tu coro,
Y si soy la huella puedo indicarte el camino al todo.

Y si soy la música puedo inventar un nuevo acorde,
Y si soy la luna puedo servirte como transporte,
Y si soy la llave puedo mostrarte prados de bronce,
Y si soy la bala puedo escribirme en la piel tu nombre.