Dzano - El curioso caso de carlos rico

Una lágrima cayó y dejó mi lápida marcada,
trágica decepción, corazón parado, alma apagada.
Perdí la vida, la vi pasar por mi mente un segundo,
a mi familia lastimar a este viejo moribundo.
Me hundo en el arrepentimiento.
cosas que quise hacer y no hice, me maldice el tormento,
aunque si digo que no fui feliz miento,
hoy recuerdos del pasado son mi único alimento.
Una vejez tranquila, tras una vida aburrida,
al fin logré encontrar mis horas perdidas.
Nunca quise hacer nada, hoy no tengo nada que hacer,
tan solo esperar a que la muerte me venga a vencer.
He visto perecer a amigos y familia,
el consuelo que yo quiero no está dentro de una Biblia.
De lagunas mis recuerdos se cubren,
mi mente se olvida cosas mientras mi cuerpo se pudre.
Casado, tres hijos y siete nietos,
cansado de causar más que problemas y estar quieto.


Pesado malestar que ha causado tanto daño,
plagado de ansiedad que ha molestado tantos años.
A mis 40 ya no estoy en forma,
y en grasas todo lo que en boca entra se transforma.
Vago amargado, de tanto alcohol que trago,
y tabletas de chocolate, del abdómen al estómago.
Treintañero en paro y un hijo recién nacido,
nada de regalos, tan sólo el dinero será bienvenido.
Todo me da igual, de tantos palos que he recibido,
esclavo del amor al que durante años he servido.
Adolescencia dura por tropiezos y porrazos,
busqué mi mujer perfecta, encontré el perfecto rechazo.
Nada peor que no sentirte aceptado,
familia y amigos pagaron mi mal genio, mi enfado.
Sólo fui feliz de bebé,
cuando no pensaba más que en dormir y en comer.
Incluso antes de respirar llegué a comprender,
que en toda la vida mi mayor error sería nacer.