Kako - Donde se ve el mar (con Inma del Rio)

La natura devolverá, lo que el hombre le da, pensé tirado en el acantilado echando una meada a la mar, y este lugar es clave a descifrar, me hace pensar, este silencio también sabe hablar, y miro a la ciudad y pienso, quién te robó el silencio, ahora sólo hay obras ya y olor a gas, por este rincón, siendo desperdicio, de la madre rea, por su piel, los edificios no están bien de la azotea, ayer un viejo me habló, de tiempos de tormenta, tormenta que ya pasó, allá por los setenta, me habló de que el señor que llenó los velorios, que empezó siendo un fan de Dios y acabó siendo el demonio, ahora que nada falta, occidentalidad atrapa, y hasta los ángeles de la guarda van al psiquiatra, en esta ciudad donde crecí, la niñez se ataja y se juega en el porvenir a piedra, papel y navaja, recuerdas lo que te dije, aquella madrugada en mi terraza, contando chistes, escupiendo al que pasaba, que aquella misma tarde te peleaste con tu novia y dije que el amor se odia, deberíamos de ser aves migratorias, fundirnos con el aire, viajar más allá del mar, huir de la ciudad sin preocuparse por mañana, qué será, y así la vida sería un día largo, la luna, el sol, dos astros que juegan con el color, nada más, sin dinero, sin cartera, sin hipoteca ni hogar, pájaros de Portugal, lástima que la realidad no sea así, y si soñar no fuera gratis, esta canción me costaría un pastón.

(Los sueños van, sin capitán, ni timón, mar adentro…)

Allá donde no se ve el mar, nadie te espera, el cielo es una estrella fugaz, y la muerte viaja en carreteras, la mano de un dios, alcanza sólo a algunos y hasta el siglo veintiuno, todavía se canta cara al sol, y los periódicos son un carnaval de palabras que se disfrazan de rojo o azul para mentir, qué voy a decir, de esta península ibérica en forma de cabeza de perfil que mira para las Américas, a dónde irá, como un pez muerto dentro de un océano, pendiente de la corriente que le ganó, y siento la frustración, en sus miradas violentas, quién asesinó la voz de la conciencia, quién espantó al ciclón, y convirtió la tierra en barro que hoy calzo yo, siento que lo que ayer llovió despunta en mi voz, desde que vine aquí mucho he cambiado, me parezco mucho más a mí, hoy tuve un deja-vu, al oír las olas romper, pude sentir el poder de vivir otras vidas, y vi la puesta de sol, fue como si la tierra se hiciera el amor a sí misma, y sin protección, he visto un ave volar, al son del sol, se tropezó intentando escapar de la ciudad, acompáñenme, a este rincón, y gritad: abajo los complejos, y arriba el corazón.

(Los sueños van, sin capitán, ni timón, mar adentro…)