Kiros - Toc

[Kiros]
Día cualquiera, hora cualquiera, todo normal. Salgo a la calle.
Un primer paso, me empiezo a rallar, ¿he cerrado con llave?
Maldita sea, es lo normal por no estar en los detalles
pero como empiece acabaré mal, será mejor que me calle.
Intento evadirme, por ejemplo escuchando música con los cascos
pero él siempre vuelve a mí, vaya, menudo chasco.
Me detengo de pronto en la acera por un monigote rojo
pero pronto reemprendo la marcha a través de un atasco.
A veces miro hacia atrás, por si me siguen, de reojo
o camino sin capucha a pesar de que me mojo.
Estoy inmerso en otros temas de relevancia dudosa
pero que no me preocupe por ellos es ya otra cosa.
Me como el coco una, y otra, y otra vez.
Le doy quince mil vueltas a cualquier estupidez,
me duele la cabeza, me caliento, cabo mi fosa
con lo que a mí me gustaría ver el mundo color rosa.
Pero “¿He cerrado con llave?”, se pregunta el chico flaco
asustado porque puede que se cometa un atraco.
Uno de los alfileres que me rallan el cristal
de la cabeza que acabará explotando al final.
Busco distracción dibujando, leyendo, aprendiendo,
mejor solo que en clases donde pierdo el tiempo.
Algunas personas ven bares, discotecas, en las aulas,
yo me muevo en otros lares, para mí solo son jaulas.
Me estresan, me aburren y retan con cada examen
y yo a veces me rebelo como distritos en Panem.
Aunque tampoco en gran medida, continúo año tras año
con las masa de estudiantes, una oveja en el rebaño.
Pero esta oveja se come el tarro más de lo que debiera
aunque quizás si no lo hiciese tanto no escribiera,
quien sabe por qué busca sacar todo esto fuera,
se creerá que así se irá todo o eso espera.
Desde la calle hasta casa, con la imaginación todo deformo.
Estoy harto de pensar, de escribir, de tanto dolor,
que alguien me deje vivir, que apague el interruptor.
Todo lo que quiero es vivir sin trastornos.
Ocurra lo que ocurra relajarme sin temor.
Correteando alegremente por mi casa y mi entorno,
pero eso no ocurre, y yo, ¿he cerrado con llave?
Me rayo por todo, el todo es nada y de nada sirve, se sabe.
Hoy es uno de esos días, me obceco en abundancia
y le doy aún más vueltas, ¿tendrá todo relevancia?
Cosas como la llave, tonterías a corregirme.
¿Debería quitármelas? ¿Para qué pueden servirme?
Vete a saber, a veces pienso que me ayudan a escribir
o que escribo sobre ellas y las tengo que sentir
y de sentir mejor no hablar porque los sentimientos duelen
cuando cogen tus entrañas, te las sacan y las muelen.
Poco hay peor que cuando una mujer hiere,
con Bukowski y experiencias la inocencia perdí.
Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere...
(Ja, ja, ja, ja; TOC, TOC. ¿Hay alguien ahí?)
Pensamientos de un poeta que se vuelven obsesivos,
que hacen chocar mis lóbulos frontales divididos
entre deseos sombríos y miedos tentativos
que por más que quiera nunca se llevará el olvido.
Al menos a veces dejo de ser compulsivo para ser productivo,
cojo todo lo que tengo, abro una libreta y lo escribo
aunque al final no sé si realmente me compensa...
bueno, mejor aprovechar y beneficiarse de lo que se piensa.
Finalmente regreso y meto la llave en la puerta cerrada.
Me cago en el diablo, tanta obsesión para nada.
Tengo en contra a mi cabeza y las musas son malvadas,
pero bueno, al menos la escritura es mi aliada.