Na'B - Nadie me enseñó a vivir

[Na'B]
Hurgo en busca de amor, revolver es en vano,
sólo encuentro almas malvadas, revólveres en mano;
burlo al triste dolor, envolveré lo que me han dado
y devolveré el doble del favor prestado.
Le digo al viento que doble, pero no cesa,
incierto y pobre, siento redobles en mi cabeza,
cientos de robles que pesan, y no hay certeza
viendo que innobles se me atraviesan.
Advierto a ese noble en su trono, es emérito,
sus súbditos son monos, yo me río de ese mérito
fundado en el privilegio, basado en distraer a necios
que compran menosprecio por menos precio.
Al desprecio llegamos, esto es lo que legamos:
creamos un mundo de inmundo légamo,
pero hoy nos alejamos de truhanes trastornados,
no le temo a huracanes, corro tras tornados.
Te has tornado más frío, pero, ¿quién no, mi hermano?
si siempre desconfiamos de quien nos tiende su mano,
aunque mi corazón abro, qué helado se siente
estar "abroquelado" al lado de gente indecente.
Nos trasladamos porque ya no hay más paciencia,
mostrás las manos y no se demuestra tu inocencia,
y no hay ciencia que estudie a los hipócritas,
hay más instinto que conciencia en mi lírica.
Voy vomitando mis iras a verbos,
mi rabia en mis misivas, ya lo irás a ver vos,
verás que todo es acerbo; podemos disimular,
hacernos los ciegos, pero el miedo nunca va a cambiar.
Me quedan pocas cosas, recordar dulces años,
ahora no hay sucedáneos, lloras y sufres daños;
dicen que todo lo de antes es mejor,
rectifico: cuando somos chicos nos censuran el horror.


[Estribillo] (x2)
Nadie me enseñó a vivir,
por eso es que a veces decaigo, y hoy
sólo queda resistir,
a pesar de todo, sé bien quién soy.


[Na'B]
Aunque no sobren víveres sé que sobreviviré,
sólo son pobres títeres, yo noble y sin interés;
y es que es tan triste, ¿ves?, siempre que confío
en alguien entrañable, termino solo y con frío.
Mantené la calma cuando tanto amar te estrese,
observá mi alma, guardo tantos martes trece,
me atarea la marea de este mar que crece,
mi tarea la amaré, aunque marea a veces.
El ABC de la gente es el síndrome de Estocolmo,
por tantas sandeces, esto colmó mi capacidad
de sorprenderme, porque al ver todo este entorno
veo sonrisas de adorno pero sin felicidad.
Sólo fingen, y sin dar una mierda a cambio,
soy un infeliz sin paz si siento el resabio,
quiero ingerir mi pan pero compartirlo,
al fin ser mi mitad en la que más sirvo.
Me siento, escribo, me siento nocivo,
es cierto, no sigo despierto, no concibo,
no acierto el camino pero arribo a mi desierto,
me invento cientos de conciertos de suspiros.
Cada balacera va a la acera a parar,
¿qué van a hacer al ver arder la piel?, ¿a quién van a amparar?
Me oculto en arbustos de esas dehesas,
porque lo de ser adulto nunca estuvo en mi cabeza.
Reconozco que soy tosco y medio verde,
pero sigo siendo el mismo que leía a Julio Verne,
tan perenne es este niño interior,
quien gobierne su exterminio, que ya pare, por favor.
Porque yo sigo leyendo D'artagnan y el Tony,
me dijeron que madure y preferí quedarme inmóvil,
nadie me enseñó a vivir, pero yo he aprendido a morir
cuando me quedé solo en el medio de esta polis.


[Estribillo] (x2)
Nadie me enseñó a vivir,
por eso es que a veces decaigo, y hoy
sólo queda resistir,
a pesar de todo, sé bien quién soy.