Sergio Serio - Oeste (con Natalie Blue)

[Sergio serio]
Quemaba el Sol en el desierto,
el Sherif vigilaba allá desde lo lejos.
Con reflejos escapaba, se sentaba, cabalgaba
y se quedaba sólo.
Sólo con la arena y el polvo,
absorto, le movía el morbo.
De un sorbo los sentimientos se bebía,
él veía y elegía el futuro que quería. ¡Qué tontería!
Siempre hay quien te desvía
del camino, de la vía.
Había días
que el tren paraba, se quedaba,
él montaba y disfrutaba del pasaje.
Difundía la palabra, transmitía el mensaje,
robar corazones no era ningún ultraje.
Señora baje ha terminado su viaje,
el revisor ha requisado su equipaje.
Tanto calor, tanto frío en él,
que ella se quedó tirada en el andén,
nuestro hombre levantaba la mirada
solo pensaba, sólo pensaba en el próximo tren.


[Estribillo: Natalie Blue]
Emborráchate vaquero con mi árido sabor,
mis caderas tienen polvo, ven sacúdelo.
Cabalguemos en la noche, suave, lento al rico son, de la pasión...
Tus jadeos galopantes empapados en sudor
y el olor a puro sexo me desquician la razón.
Vendabal en el desierto, huracán de excitación.


[Sergio serio]
Tantos trenes cogió, tantos marchar dejó
no perdió la cuenta y a contar aprendió
contando y deshojando margaritas
sin que el sol volviera marchitas.
Quita, quita, el pétalo suplica,
dame alguna caricia
tu roce una delicia
sin ella se desquicia
pero con las demás, siempre se vicia.
El plan de verdad, no volver atrás.
El poblado conquistado, por sus dotes
de tahúr, le llamaban el mago.
El whisky aciago, él triste y desdichado.
La suerte en los dados, con su vida ha jugado.
La resignación para los monjes,
la decisión para los hombres.
buscaba su camino, huía de los moldes.
¿Cuántas verdades la razón esconde?


[Estribillo: Natalie Blue]
Emborráchate vaquero con mi árido sabor,
mis caderas tienen polvo, ven sacúdelo.
Cabalguemos en la noche, suave, lento al rico son, de la pasión...
Tus jadeos galopantes empapados en sudor
y el olor a puro sexo me desquician la razón.
Vendabal en el desierto, huracán de excitación.


[Sergio serio]
Buscaba un agujero, donde meter su miedo
dominaba el lenguaje, era capaz de embaucar
al mundo entero, de acción y palabra sincero.
Sabían que el amor no ataba a este vaquero.
No portaba ni pistola, ni cinturón de cuero
Dicen quien lo vieron, que no huía del pecado
ni llevaba sombrero, ¿no llevaba sombrero..?
Pues vaya mierda de vaquero...


Y es que os contaré la verdad amigos,
Santo Varón, no era más que un fugitivo,
al que el Sheriff no pudo imponer castigo.
La historia de un hombre triste, pero con luz
La historia de un hombre alegre, pero que acaba en una cruz.